Los tintes de la Congregación se resumen en tres:
Primero, espíritu de víctima en unión con el divino Verbo Encarnado, en el cual se encierra un triple carácter: celo por la gloria de Dios y salvación de las almas, expiación para desagraviar a la Justicia Divina y reparación de los daños que el pecado trae consigo al mundo, satisfaciendo a la Justicia para trocarla en bendiciones y misericordia.
El segundo es la adoración de Jesús Sacramentado con espíritu de compensación de los olvidos de las almas disipadas y poco amantes, para consolar el Corazón amorosísimo de Jesús que tiene sus delicias en habitar con los hijos de los hombres.