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Nuestra Madre Conchita escribe: “Las Mínimas llegamos a una propiedad llamada El Vergel de la Virgen de Guadalupe el 28 de noviembre de 1967. Aquí Dios Nuestro Señor nos tenía gracias muy grandes reservadas, aparte de la belleza que se goza espiritualmente con la soledad y un no se sabe qué... que eleva el alma hacia Dios, que fortifica la fe y el amor hacia Él. ¡Como veníamos ávidas de sacrificarnos, Nuestro Señor nos recibió desde luego con tres fuertes nevadas que recibimos a la intemperie por el hecho de que los ingenieros que previamente habían sido llamados para que nos levantaran un jacalón de campaña, ¡no lo hicieron! De suerte que, cuando en la madrugada de este día, arribamos de Chilpancingo, y nos venimos a la Villa de Guadalupe a oír la Santa Misa, de inmediato recurrimos a nuestro nuevo domicilio, con un frío que calaba hasta los huesos, y...¡cuál sería nuestro asombro al no ver choza alguna!... Tuvimos que agruparnos bajo la sombra de un árbol ateridas de frío hasta que el sol asomó, cerca de la hora de Tercia: a las nueve de la mañana en que llenas de felicidad entonamos el ‘Veni Creator’. Era para nosotras motivo de dicha sentirnos sin techo, al aire libre y al frío, pues...¿acaso la Virgen María y San José no caminaron así hacia la montaña de Belén precisamente en este tiempo de invierno?
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Las Mínimas Franciscanas en El Vergel de La Virgen de Guadalupe |
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Las Mínimas Franciscanas en el inicio de la tercera fundación |
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Lo siguiente es narrado por la R.M. María de la Eucaristía:
“¡Qué felicidad embargaba nuestros corazones! Verdaderamente llegábamos a un lugar de pobreza material pero con un profundo sentido espiritual, pues se trataba de dar principio al nacimiento de la Obra del Desagravio. Como en Belén se inició la obra de la Redención en pobreza y mortificación, así tenia que volver a nacer esta bendita Obra de Dios en su tercera Fundación.
“Todos aquellos acontecimientos que Dios dispuso al principio de nuestra vida religiosa, fueron tan intensamente vividos, que han quedado indelebles en nuestros corazones, sellándolos en la firmeza y el amor de nuestra vocación dichosa, en la que Nuestra Madre Conchita nos hacía sentir que nosotras éramos parte de la recompensa que Dios tiene prometido a los que lo dejan todo por servirle. Y tal parecía que su pequeña Comunidad era para ella su padre, su madre y sus hermanos, tanta confianza tenía en sus hijas, que nosotras la amamos verdaderamente como a una madre.
“La siguiente imagen presenta el recibidor con techo de lámina de cartón en donde eran atendidos nuestros visitantes. Después se inició la construcción de la primera finca, donde su Divina Majestad ocupó el primer lugar.
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“Estableciéndonos fuera de la ciudad en una colonia inurbana que no tenía agua ni luz, nos vimos en la dichosa necesidad de vivir muy restringidas en el uso de las cosas. Recuerdo cómo durante las noches que dormíamos tan plácidamente, repetidas veces tuvimos que levantarnos a sacar a las vacas de algunos vecinos que casi se metían a la cocina.
“Nuestra Madre Conchita se preocupó por asegurar más nuestra vida privada. Pedimos limosna para subir las bardas, puesto que había más peligro del que nosotras imaginábamos.
“Nuestra cocina, como de los más pobres, era con un fogón de leña, a donde la religiosa Mínima, muy alegre y solícita preparaba los alimentos.
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La cocina como de los más pobres |
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“Después de construir dos dormitorios y las partes más elementales del convento, se inició la construcción del Templo del Desagravio en 1972, bajo la dirección del R.P. Jonás Gaudze.
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Construcción más elemental del Convento |
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“En aquellos años, nuestros bienhechores se movieron mucho a socorrernos con sus limosnas, porque les impresionó que fuese a levantarse aquí el Templo universal del Desagravio, a donde la Justicia Divina sería amada y desagraviada por los pecados de los hombres.”
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Templo del Desagravio en construcción |
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A nuestro Protector San José, quien ha sido tan fiel en darnos su patrocinio, encomendamos siempre el cultivo de la vida interior y el mantenimiento material de la casa.
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Nuestro Protector San José |
Procesión de Corpus Christi de 1973 |
Consagración del Templo del Desagravio el 8 de octubre de 1994 |
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Han pasado ya cuarenta y cinco años de la fundación de “El Vergel” y al presente toda la construcción se ha terminado con sacrificios sin cuento.
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Nuestra Reverenda Madre Conchita, así como fue toda una Madre para sus hijas de aquellos tiempos, lo sigue siendo para todas sus hijas “Minimas” en la actualidad. Siendo la extensión de la Obra del Desagravio el deseo máximo del Corazón de Jesús, confiamos en Él que nos enviará almas generosas para seguir engrosando las filas de las Mínimas, y así dar paso adelante a nuevas fundaciones.
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